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martes, 6 de noviembre de 2007

El chofer que llegó a capo di tutti i capi

La policía italiana no tenía una foto reciente de él. Y los identikits realizados por computadora sobre la base de fotos viejas tenían poco que ver con su aspecto real.

Salvatore Lo Piccolo, máximo responsable de la Cosa Nostra desde el arresto de Bernardo Provenzano, logró escaparle a la Justicia durante más de dos décadas. Nacido en Palermo el 20 de julio de 1942, su ascenso a la cima de la mafia siciliana fue lento, pero firme. El heredero de Provenzano comenzó su carrera como chofer y guardaespaldas del padrino de San Lorenzo (barrio de la periferia de Palermo, donde se crió), Rosario Riccobono.

"El Barón" subió puestos hasta convertirse en capo y controlar un territorio cada vez más extenso, que incluía gran parte de la provincia de Palermo. Se dedicaba principalmente a la extorsión, a tal punto que se dice que no había un solo comerciante en su territorio que no le pagara el famoso pizzo .

Pero también traficaba con cocaína, y había logrado meterse en el gran negocio de las licitaciones, de jugosos contratos para la construcción de autopistas. Además, cobraba 15 euros por suministrar electricidad a cada familia de Zen 2, una enorme y deprimida zona de viviendas populares en las afueras de Palermo.

"Totuccio", como también lo llamaban, ya era poderoso cuando se alió con los capos corleoneses de Cosa Nostra, Totó Riina, primero, y Provenzano, después, ofreciéndoles el control de medio Palermo, ciudad que le daba 40.000 euros mensuales por medio de sus ilícitos.

Tras la caída de Provenzano, disputó la sucesión al frente de la mafia con Matteo Messina Denaro, "príncipe" de Trapani y prófugo de la justicia desde 1993. Finalmente fue "el Barón", uno de los hombres más fieles a Provenzano, quien se impuso como nuevo capo di tutti i capi .

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